lunes, 23 de febrero de 2009

Del todo a la nada, de la nada al todo

Si miro atrás, creo que todo comenzó entonces. Las teles, las radios, los periódicos nos empujaron a las tiendas. Los estantes del Mercadona se filmaban llenos de polvo, llenos de nada. Las despensas llenas, el miedo a la falta de alimentos nos provocó un exceso de todo en los armarios. Paros de los transportistas, carreteras llenas de camiones llenos de todo lo que le faltaba a los estantes del Mercadona. Compramos más de lo que necesitábamos, por si acaso, por si llegaba el día en que no hubiera qué comer. Hoy los estantes del Mercadona no tienen polvo. Llenos de todo, los días pasan y las etiquetas de los yogures, la leche, los envasados llegan sin que nadie los eche al carro de su compra. Cada vez más son los que buscan entre la basura esas fechas que digan "ayer o antes de ayer" para comérselas. Cada vez son más lo que no tienen nada en su nevera mientras, en algunos casos, los alimentos se pudren en los supermercados. Del todo a la nada en las despensas, de la nada al todo en los estantes. En apenas unos meses. Los dos filos de un extremo. Entonces, como ahora, me pregunto, hacia donde vamos, qué ocurre, por qué hemos terminado caminando sobre un alambre, con las cifras del paro creciendo, unas cifras que también se gritan desde los periódicos, las radios, las teles, unas cifras que salen sin nombres y apellidos, pero que los tienen y algunos, y muchos, son los que terminan rebuscando entre la basura algún yogur caducado ayer.

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